El proyecto Marginalia: en los márgenes de la tradición clásica tiene como finalidad la exploración de la herencia cultural grecorromana en manifestaciones culturales tradicionalmente consideradas menores, por ser productos de consumo popular y estar incorporadas a la sociedad de consumo. Manifestaciones alejadas de los canales oficiales donde se produce esa cultura alternativa, donde se refugia y realimenta la tradición clásica, a través de los proceso de subversión, banalización o perversión de lo clásico: cómic, televisión, publicidad, panfleto político, música popular, y subproductos literarios como la ciencia ficción, el cuento infantil, la literatura fantástica, el relato romántico, etc.

Marginalia es un proyecto de investigación financiado por el MINECO (FFI2011-27645) y dirigido por la profesora Rosario López Gregoris de la Universidad Autónoma de Madrid. Participan en él Laura Gonzalvo Bas; los profesores Luis Unceta Gómez y Helena González Vaquerizo de la Universidad Autónoma de Madrid; Cristóbal Macías de la Universidad de Málaga; Jesús Bartolomé de la Universidad del País Vasco; Leonor Pérez Gómez y José María Camacho Rojo de la Universidad de Granada.

viernes, 10 de mayo de 2013

EPITAFIO DE YANNIS RITSOS




 

 Con el motivo de la presentación del librο de Yannis Ritsos, Epitafios (en griego: Επιτάφιος του Γιάννη Ρίτσου) en Valencia, el 24 de abril de 2013, pero también a causa de la celebración del 1 de mayo, quizas es oportuno a recordar cuál es la historia de esta obra poética que tiene un gran valor tanto literario como político.

1 de mayo de 1936: Los obreros de Tesalónica están en huelga. Lo mismo pasa con los obreros de tabaco en Kavala. Trabajadores de otros sectores los apoyan. Toda esta situación se intensifica con la lucha de las huelgas que había comenzado desde marzo del mismo año. Cada día durante los primeros días de mayo las calles están llenan de huelguistas. El 8 de mayo la policía pone ametralladoras en todas partes y el día siguente empieza a disparar el pueblo que estaba desarmado. Tasos Tousis es el primer muerto. Compañeros suyos rompen una puerta y tratan de trasladar con ella su cadáver, pero un tanque les para. Este día, mueren nueve obreros más, entre ellos una mujer. Hay cientos de heridos. La madre de Tasos Tousis, entre toda esta situación, busca a sus hijas que son obreras. De repente , delante de ella aparece su hijo muerto. Se cae al suelo, al lado de su hijo. Se rompe en llanto. Un fotógrafo captura este imagen. El domingo, 10 de mayo, se publica en la primera página de un periódico, junto con un extenso reportaje titulado La cruel masacre de ayer de los habitantes de Tesalónica, la foto de la madre que se lamenta.
El poeta Yannis Ritsos, conmocionado después de haber visto esta foto, no pega un ojo durante casi dos días enteros y escribe el Epitafio/Dieciocho cantares de la patria amarga. En esta obra se expresa la combinación de la vida, de la alegría, de la felicidad por la existencia humana por una parte y del lamento por su pérdida por otra. Este poema empieza con el lamento, lleva a la tristeza, a la memoria y a los recuerdos. El poeta recuerda los días felices, las virtudes del hombre, las eternas luchas, el ofrecimiento a la lucha, las visiones y la filosofía de la vida para demostrar que la muerte no es el final. A través de la madre dolida, que saca fuerzas para luchar por la mañana, el poeta imagina la resurrección. Para él, la acción es la única manera de salir adelante. La pasividad significa estancamiento. En esto consiste el mensaje optimista que al final expresa el poeta. Elocuentemente se describen tantas emociones: el dolor, la muerte, el destino, el llanto y al final la resurrección.


EPITAFIO
Ἐπιτάφιος

1. Hijo, cuerpo de mi cuerpo, sangre de mi sangre, tuétano de mis tuétanos,
corazón del mío, gorrión de mi diminuto jardín, florecilla de mi soledad…

¿A dónde voló mi pequeño? ¿A dónde se ha ido? ¿En qué lugar me ha dejado?
La jaula está vacía y en la fuente no queda una gota de agua.



2. Mis dedos mecían hasta el amanecer tus cabellos rizados
Mientras vigilaba tu sueño.

Tus cejas bien formadas dibujadas a pincel,
Creaban arcos para que mi mirada anidara y descansara allí.

Tus ojos rutilantes reflejaban al amanecer la distancia de los cielos
Y yo procuraba evitar que una lagrima mía los empañara.

Tus dulces labios perfumados, cuando hablabas, lograban que las rocas
y los árboles devastados florecieran, que los ruiseñores cantaran.



3. En un día de mayo me dejaste, en ese día de mayo te perdí.
En la primavera amabas tan bien, hijo, cuando subías

Al tejado empapado de sol y divisabas desde allá,
tus ojos nunca se saciaban de beber la luz del mundo.

Con tu voz varonil tan dulce y cálida, volvías a contar
tantas cosas como guijarros hay en las playas.

Hijo, dijiste que todas esas maravillas serían nuestras
Pero ahora tu luz ha muerto, el brillo y las brasas se han apagado.



4. Estrella, mía, has puesto en tu sombra todo lo que la Creación ha cobijado
Y todo lo que el sol, esa bola negra de cáñamo, ha recogido bajo su luz.

La muchedumbre pasa y me oprime, los soldados me pisotean
Pero mi mirada no titubea y mis ojos jamás te abandonan.

El vaho etéreo de tu aliento roza mi mejilla
¡Ay! La gran luz de una boya flota al final del camino.

La palma de una mano bañada de luz seca mis lagrimas
¡Ay! hijo, tus palabras se albergan en lo más profundo de mi.

Mira, me levanto, mis piernas aún me pueden sostener
Una gozosa luz, mi valiente hijo, me levanta del suelo.

Duerme hijo,  amortajado con banderas,
Voy al encuentro de tus hermanos, traigo tu voz conmigo.



5. Eras tierno, de noble temperamento, todas las gracias iban contigo,
Llevabas todas las caricias del viento, todas las florecillas del silvestres.

De pies ligeros,  pisabas suave como una gacela
nuestro umbral brillaba como el oro tan pronto lo cruzabas.

Saqué juventud de tu juventud, y para presumir hasta podía sonreír.
La vejez nunca me atemorizó y a la muerte la podía desdeñar.

Mas ahora, ¿dónde me puedo situar?¿Dónde me refugio?
Estoy a la deriva como árbol marchito en una llanura nevada.



6. Cuando te parabas frente a la ventana, tu espalda
abarcaba la entrada, todo el mar, todas las naves de los pescadores.

La casa se inundaba de tu sombra, inmensa como un arcángel.
Y el brillo del lucero vespertino titilaba en tu oído.

Nuestra ventana era el portal hacia el mundo, miraba al Paraíso
donde las estrellas estaban en flor, mi hijo adorado.

Allí, de pie, en el atardecer refulgente parecías el timonel del barco,
En tu habitación, en la cálida penumbra del crepúsculo.

¡Ay! me embarcaste en la quietud de la Vía Láctea, ahora este buque se va a pique
Su timón se ha roto y me enrumbo al fondo del mar, a la deriva en mi soledad.


7. Si tuviera la poción de los inmortales, si sólo la tuviera: una nueva alma para ti
sí despertaras por un instante, para ver y hablar y deleitarte en medio de tu sueño.

Me pondría al lado tuyo, adosada a ti, exuberante de vida, calles, balcones y plazas
atestadas de gente vitoreando, las doncellas recogiendo flores para rociar tus cabellos.

Mis bosques fragantes colmados de miles de raíces y hojas,
cómo puedo yo, la malograda, creer que te he perdido?

Hijo, todo se ha desvanecido, todo me ha abandonado,
no tengo ojos y no puedo ver, no tengo boca que me permita hablar.



8. Hijo, qué Hado te ha signado, qué Hado me ha condenado
a sufrir este dolor lacerante,  a padecer este fuego en mi pecho.

Mi dulce joven, no has desaparecido, vives en mis venas.
Hijo mío, fluye profundo en todas nuestras venas y permanece vivo para siempre.

(Versión de P. Potdevin)

A todos estos poemas puso música, en 1958, el famoso compositor griego, Mikis Theodorakis. El resultado es maravilloso y la aceptación que tenía, y sigue teniendo, este poema por la gente hizo a Ritsos de decir: «El epitafio ha encontrado a los hombres simples y ellos correspondieron. Han entendido el poema. Lo han hecho suyo…» («… ο Επιτάφιος συνάντησε τους απλούς ανθρώπους. Κι εκείνοι του δόθηκαν με τη σειρά τους. Κατάλαβαν το ποίημα. Το έκαναν δικό τους!»)

Ilektra Baka

2 comentarios:

  1. La carne de gallina. Muy bonita la entrada, Ilektra, me ha gustado mucho.

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  2. Completamente de acuerdo con Sandra; la traducción de los epitafios es muy buena. Os recomiendo que los oigáis con la música de Teodorakis, lo encontraréis en youtube.

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