Crytek llega con el juego visualmente más impactante del lanzamiento de
Xbox One, una aventura épica ambientada en el imperio romano que tiene
en sus gráficos su principal baza.
INFO: http://www.meristation.com/xbox-one/ryse-hijo-de-roma/juego/1866562
Ryse ha tenido una trayectoria de desarrollo sin duda interesante. De
juego para Kinect dedicado a convencer al público más especializado de
las bondades del periférico, a juego de cabecera en el lanzamiento de
Xbox One. Es también interesante dado que en algún punto del final de la generación que acaba, el presidente de
Crytek
declaraba que habían acabado con los juegos tradicionales después de
Crysis 3, proclamando que el Free To Play sería el camino del estudio
alemán a partir de ese momento -en el calor del desarrollo de Warface,
la oferta de shooter multijugador gratuito que tiene la compañía. Sim
embargo, a pesar de todas estas circunstancias, en algún punto del
camino Microsoft y Crytek se pusieron de acuerdo para lanzar un título
que ha ocupado un papel protagonista en el camino previo al lanzamiento
de One, con demo estelar en el E3 incluida (y sonada polémica
prácticamente desde la primera vez que empezamos a ver demos jugables).
La
opinión sobre el juego ha estado polarizada desde sus mismos inicios.
Las sospechas de "juego Kinect", apoyadas en un más que evidente apego
por los QTE le costó una recepción fría por parte de los amantes de la
acción, que ha obligado al equipo un poco a ir cuesta arriba en cuanto a
percepción pública. Por otro lado, el espectáculo gráfico que también
ha exhibido desde el primer día ha despertado el interés de los fieles a
Microsoft, dispuestos a presumir de exclusiva con un
título que ha exhibido un nivel gráfico verdaderamente de principios de
nueva generación, un salto notable y perceptible que sí que hace
justicia al hardware de la nueva máquina. En ese juego de luces y
sombras, nos sumergimos en una historia dentro del imperio romano cuya
definición sólo puede ser épica, al más puro estilo de las grandes
películas de Hollywood en la época en donde Roma era la excusa para las
mayores inversiones.
Ryse es un Beat'em Up en tercera persona bastante convencional, basado
en un sistema reactivo y contextual que recuerda en ciertos puntos al
combate de
Assassin's Creed, pero sólo al combate.
Mientras el juego de Ubisoft es un sandbox puro y duro, en Ryse la
navegación por los escenarios es absolutamente lineal, en una historia
que se desarrolla a lo largo de ocho episodios en dos puntos concretos
del Imperio Romano:
Roma y Britania. La mayor parte del
juego discurre en la segunda, formando parte de un esfuerzo militar por
atajar una rebelión bárbara que amenaza con acabar con la presencia de
Roma en las remotas islas. Encarnamos a Marius Titus, un soldado romano
que se embarca en esta peligrosa campaña por motivos muy personales,
aunque el destino le llevará a lugares insospechados y a protagonizar
un episodio crucial para la historia de la civilización romana -pero que
nadie espere rigor histórico ni nada remotamente parecido-.
La
historia en particular no es el fuerte de Hijo de Roma, la narrativa es
meramente una excusa decente para que Crytek pueda hacer gala de lo que
mejor sabe hacer: los gráficos. Desde el principio, Ryse deja claro
dónde está su fuerza, con unos primeros minutos que sólo se pueden
definir como espectaculares. Estos primeros minutos, con el obligado
tutorial, discurre en
Roma, en el apogeo del imperio
romano, con un enloquecido Nerón como emperador viendo horrorizado como
un ejército bárbaro está a las puertas de su imponente palacio. Esos
momentos iniciales suponen un auténtico clímax gráfico, la perfecta
carta de presentación del juego, de la consola y de la nueva generación.
Es un paisaje imponente, coronado con un palacio gigantesco, rico en
detalles, salpicado de estatuas, fuentes, columnas y adornos que además
forma parte del escenario, no es un fondo pintado ni nada parecido. En
sus pies, cientos de figuras aparecen enzarzadas en combate, con
impactantes efectos, explosiones y partículas que forman un paisaje
sobrecogedor.
A partir de esos inicios, la historia se desarrolla por unos
escenarios diseñados para regalarnos a la vista y creados con toda la
intención para aprovechar el
CryEngine y el propio
dominio del estudio. Por ejemplo, no podía fallar una zona idílica con
bosque y un cristalino río en nuestra incursión en Britania, oportunidad
perfecta para crear un escenario rico en vegetación, prácticamente
virgen y además en un contexto de incursión solitaria -frente a la mayor
parte del juego en el que somos parte del ejército y estamos en
escenarios más movidos-. Si hay algo que ha distinguido a este motor es
precisamente sus buenos resultados a la hora de recrear esta clase de
entornos. Cada episodio discurre en un lugar distinto con una
ambientación específica, todos grandes telones de fondo para dar cabida a
las épicas que salpican un juego diseñado para ser grandilocuente, una
visión muy "
Call of Duty" de lo que sería la guerra en esa época.
Merece la pena detenernos en los gráficos porque si hay un motivo
para estar interesado en Ryse, es por su condición de escaparate para
comprobar qué pueden hacer esos
500 euros de inversión
en una nueva máquina. Por ejemplo, destaca la escala de todo. Cuando
estamos en medio de una batalla hay una sensación convincente de caos y
escala, con grandes fortalezas ominosas, barcos de guerra que chocan
entre sí y se hunden en una agua recreada con realismo, con cientos de
hombres luchando y muriendo en diversos escenarios. Como casi siempre en
los videojuegos, no es una guerra miserable en algún escenario vacío y
olvidado, sino que todo es épico, resplandeciente y espectacular.
Nuestra misma armadura es la prueba fehaciente de esta condición irreal
del escenario: siempre brillante, resplandeciente y sin mácula, pase lo
que pase.Ryse es uno de esos títulos que por lo bien que está recreado,
nos invita a detenernos, a girar la cámara y a buscar ángulos en los que
realizar capturas. Tiene algunos momentos realmente memorables en
cuanto a despliegue técnico y una serie de logros que están claramente
fuera del alcance de 360. La luz ambiental está por ejemplo a otro
nivel, más cerca de lo que sería un
Crysis 3 en PC de
gama alta que lo que hemos visto en consola en los últimos años. Los
reflejos en el agua y en los suelos -muchas veces convenientemente
mojados para poder usar esta característica-, el detalle en las
texturas, la cantidad de componentes que forman los escenarios, los
ricos efectos de partículas y la recreación en general de efectos como
el fuego o el humo están todos a un nivel muy alto. Su conjunción hace
que veamos escenas en pantalla realmente impactantes, tanto estáticas
como en movimiento.