Clásicos y videojuegos

En esta época, en la que imperan los avances tecnológicos, una forma de ocio frecuente para los jóvenes- y no tan jóvenes- son los videojuegos. La variedad es enorme, tanto en formatos como en temática y resulta curioso comprobar que cada vez son más los videojuegos basados en algún aspecto de la tradición grecolatina. En esta entrada pondré algunos ejemplos para ilustrar el tema.

Todas esas personas que tienen un gran espíritu aventurero con aires de grandes conquistadores tienen a su disposición Rome: Total War, que vio la luz en el año 2004. Este videojuego nos traslada a la Roma de finales del s. III a.C. El jugador ha de escoger entre distintas estirpes y el objetivo es la dominación de todo el Imperio. Las familias que tenemos a nuestra disposición son, nada más y nada menos, los Bruto, la de Julio César y la de los Escipiones. Se trata de un juego de estrategia en el que hay que saber cómo gobernar a las tropas, controlar las fronteras, atender a la economía, o gestionar a toda esa gente que se obtiene como botín en los asaltos a nuevas ciudades. Además es bastante fiel en lo que datos históricos se refiere. Al parecer ha tenido bastante éxito, si atendemos a la próxima publicación de una segunda parte. 

Pero este no es el único videojuego de estrategia ambientado en la época clásica. Con esta misma temática nos encontramos con Age of Empires, donde se puede controlar a los griegos y luchar contra ejércitos de otros pueblos; Age of Mythology, donde nos encontramos con los héroes y dioses más famosos de Grecia a los que podremos manejar para nuestro propio beneficio; o la saga Civilization con la que podemos ponernos en la piel tanto de griegos como de romanos. La peculiaridad es que se puede jugar desde los albores del 4000 a.C hasta un futuro indeterminado.

Fuera de esta temática estratégica nos encontramos con este juego que verá la luz en este nuevo año: Apotheon. Es de acción y aventuras.

Con esta breve muestra queda de manifiesto una vez más que la cultura grecolatina no está tan denostada ni olvidada y que forma parte, como no podría ser de otro modo, de los intereses de la época moderna.

Tamara Rodríguez.