El proyecto Marginalia: en los márgenes de la tradición clásica tiene como finalidad la exploración de la herencia cultural grecorromana en manifestaciones culturales tradicionalmente consideradas menores, por ser productos de consumo popular y estar incorporadas a la sociedad de consumo. Manifestaciones alejadas de los canales oficiales donde se produce esa cultura alternativa, donde se refugia y realimenta la tradición clásica, a través de los proceso de subversión, banalización o perversión de lo clásico: cómic, televisión, publicidad, panfleto político, música popular, y subproductos literarios como la ciencia ficción, el cuento infantil, la literatura fantástica, el relato romántico, etc.

Marginalia es un proyecto de investigación financiado por el MINECO (FFI2011-27645) y dirigido por la profesora Rosario López Gregoris de la Universidad Autónoma de Madrid. Participan en él Laura Gonzalvo Bas; los profesores Luis Unceta Gómez y Helena González Vaquerizo de la Universidad Autónoma de Madrid; Cristóbal Macías de la Universidad de Málaga; Jesús Bartolomé de la Universidad del País Vasco; Leonor Pérez Gómez y José María Camacho Rojo de la Universidad de Granada.

martes, 23 de abril de 2013

EN LOS MÁRGENES DEL ROCK. El daimon del rock psicodélico




            La tumba de Jim Morrison, cantante y alma del grupo de rock The Doors, se encuentra en el cementerio de Père Lachaise, en París. Sobre su lápida reza el siguiente lema: Κατὰ τόν δαίμονα ἐαυτοῦ.
Tal vez a más de uno pueda sorprenderle que un hippie prototípico de Florida nacido en el año 1943 tenga su epitafio escrito en griego antiguo. Sin embargo, a poco que rastreemos descubriremos que esta es una de las cosas más lógicas que se pueden contar en la historia del cantante, así como su coherencia con todo el movimiento conocido como rock psicodélico. Para empezar, Morrison era un fanático de la gran literatura: sabemos que comenzó siendo poeta y que fue a raíz de un poema suyo que The Doors inició su andadura. El propio nombre de la banda se debe a un verso de William Blake (“If the doors of perception were cleansed...”). Pero lo más importante es que el mundo grecolatino tuvo siempre una importancia especial para los grupos que protagonizaron el movimiento psicodélico en los años 70. ¿El motivo? Grecia y Roma (especialmente Grecia) representaban un romanticismo, un culto al pasado irrecuperable que para este movimiento resultaba fundamental. Un concepto básico para estos grupos era el de evasión, y de hecho pensaban que esa era la función principal de la música (y de las drogas con que la acompañaban). Así, si volvemos a The Doors y repasamos el anecdotario de su leyenda, recordaremos aquel sonado espectáculo ofrecido en su sala habitual de conciertos, aquel espectáculo en el que, llegado el momento de las improvisaciones con el célebre tema (entonces todavía inédito) The End, Morrison escogió hacer una grotesca interpretación del motivo central del mito de Edipo:
- Father?
- Yes, son?
- I want to kill you... Mother? I want to… fuck you!
Y aquel extraño recuerdo sofocleo quedaría en el futuro como parte de la canción, aunque la censura sustituyera la malsonante expresión final por un simple grito.
            De repente todo cobra un nuevo sentido, si seguimos paseándonos por el extraño y atmosférico mundo de la psicodelia rockera. De pronto aparece Pink Floyd con su rompedor directo ofrecido a un auditorio vacío: Live at Pompeii, cuyo espacio no fue otro que el anfiteatro en ruinas de Pompeya. Si nos tomamos un minuto y nos sumergimos en el archiconocido The Wall, descubriremos un juicio en el que los gusanos (“the worms”) roen la cabeza y la cordura del protagonista de una manera muy similar a las Erinias que atormentan a Orestes.

            El epitafio de Morrison dice “según su propio daimon” (qué endemoniada palabra para traducir al castellano... espíritu, geniecillo inspirador, demonio tal vez). No cabe duda de que los psicodélicos quisieron siempre vivir de acuerdo con su propio daimon. Lejos de la polis, lejos de los demás, lejos incluso de la realidad: y cerca solo del rock. ¿Por qué? Porque creían que el rock les hacía conectar con ese daimon que en aquellos años nadie más parecía recordar ni buscar. 

MARINA SOLÍS DE OVANDO

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