Una toga party es una fiesta
temática de disfraces en la que los asistentes tienen que vestir toga,
normalmente hecha a partir de una sábana, y sandalias, indumentaria que puede
estar aderezada con otros elementos que recuerden al mundo grecorromano, como
brazaletes o coronas de laurel. Muy probablemente, estas celebraciones están inspiradas
en la imagen que se ha dado de la Roma clásica en las películas péplum a lo largo del s. XX, donde
las clases altas de la sociedad aparecen a menudo en banquetes donde todo se
hace en exceso: comer, beber y, por supuesto, practicar sexo.
Toga
party en el film National Lampoon's Animal House
Las toga parties empezaron a
celebrase en las universidades estadounidenses hacia 1953, pero cobraron
especial popularidad en la década de 1980, tras la aparición de una de ellas en
la película de 1978 National Lampoon's Animal House (Desmadre a
la americana).
Aunque son más frecuentes en Estados
Unidos, se han ido difundiendo por todo el continente europeo, por influencia del
cine y las series de televisión, donde a menudo aparecen reflejadas, y poco a
poco se han convertido en una opción más de ocio entre los jóvenes.
Momento
de la serie Greek
Su aceptación se hace especialmente
patente en la red, donde han proliferado las páginas en las que se dan consejos
para preparar una toga party. Podemos leer entradas que van desde cómo
hacer una toga con una sábana a qué tipo de comida y bebida debe formar parte
del menú. Una vez más, se acude al mundo romano en este aspecto: en una de las páginas consultadas se recomienda servir
comida en abundancia, fuentes repletas de vegetales y uvas, ostras servidas
sobre hielo, grandes jarras de vino, como si fuera ambrosía para los invitados,
y queso, entre otros manjares. Una vez más, podríamos culpar al cine de este
menú, pues este a menudo ha mostrado a los romanos alrededor de un gran festín
en el que se servía esta clase de comida.
Celebración de un banquete en la
película Quo Vadis?
La celebración de estas fiestas
generalmente va unida a la idea de exuberancia que existe de los banquetes
romanos, donde reina el caos. Así pues, volvemos a comprobar cómo el mundo
clásico sigue vivo en nuestra sociedad, incluso en prácticas tan banales como
una fiesta de disfraces.
Sara
Sánchez